Se fundan en el principio de que la sequedad atmosférica facilita la producción de vapores. Es decir, el cuerpo desprende humedad ambiente, que a su vez es absorbida por la sustancia higroscópica, siendo este ciclo cumplido hasta el agotamiento del deshidratante empleado, el cual llegado a este punto se reemplaza o recupera. Además la producción de vacío en la cámara del desecador acelera notablemente la expulsión de humedad que envuelve al sólido, aumentando la velocidad del secado.